
Un viejo árabe, de apariencia miserable, caminaba mendigando por las calles de una ciudad.
Nadie le prestaba la más mínima atención. Un paseante le dijo con verdadero desprecio:
- Pero ¿que haces aquí? Ya ves que nadie repara en ti.
El hombre pobre miró tranquilo al paseante y le contestó:
- ¿Y a mí qué?. Yo sí reparo en mí y eso me basta. Lo contrario sí que sería horrible: que todos
repararan en mí y que yo me ignorase.
(Mary Carmen Ramirez)
2 comentarios:
Sabio relato, lo bueno si es breve dos veces bueno. Me alegra leerte tan alegre y con ánimos, un beso para ti y para tu bailongo.
AFRICA04
¡Que lecciòn de vida para el soberbio!, un gustazo leerte.....
Mis cordiales saludos
Publicar un comentario